Se podía decir que John Galliano debió haber aplicado conceptos, o ideas del bricolaje de la Maison Martin Margiela a su ropa de día tipo ladylike, el cual estaba exquisitamente salpicado de los años cincuentas y vestidos de noche insinuantes. Si bien era algo excéntrico, pero en verdad toda la ropa era intensamente original, cosa que se veía en la dinámica de las telas, en la forma del vestir, y los adornos que eran algo fuera de lo común (háblame de los fragmentos de espejo colgados en cadenas); las combinaciones de colores audaces, y las siluetas tomadas de kimonos. Ahí fué donde el tema japonés alcanzó su clímax con las chaquetas kimono y faldas combos con top estrechos atados tipo OBIS.
La subversion y el humor son dos aspectos importantes del legado de Martin Margiela, legado que que el genio creativo John Galliano engrandeció con una colección de primavera realmente encantadora, que creaba un asunto elegante, que igualmente exaltaba los tintes teatrales de alta costura del diseñador Inglés.
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