Nadie, pero nadie en este mundo se divierte trabajando tanto como Jeremy Scott en Moschino. Temporada tras temporada, las ideas conseguir siguen un rumbo parecido, pero las producciones se vuelven cada vez más grandes ¿Y por qué no, cuando su ropa y accesorios están vendiendo tan bien?
Fiel al consumismo y a los que muchos dirán tonto, el tema de esta colección era el de un "Lava carros de alta costura".
Conos de tráfico, barricadas y un lavado de carros genuino invadieron la pasarela infestada de burbujas.
Los accesorios eran un completo juego de palabras, entre ellos cascos y sombreros de cono de tráfico. Había una cajas de herramientas y loncheras, gafas de sol de la cola de aleta y sandalias hechas con cinta de precaución.
En cuanto a la ropa, todas las prendas tenían una influencia marcada a la de la temporada pasada, y de otras firmas de moda. Textualmente mencionando a los llamativos trajes de falda de estilo Chanel, los cuales entraron en tonos neones; otros tenían volúmenes dignos de la casa Balenciaga. Pero Scott jugó a su manera con los "Chanel-ismos", y sus referencia a los icónicos corséts de Thierry Mugler.
Definitivamente Jeremy Scott sabe como tenernos a sus pies con una inspiración tan simple, pero con un efecto fabuloso.
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