El The Frick Collection Museum nunca ha abierto sus puertas para un desfile de moda. Con los años, muchísimos diseñadores lo han pedido, pero la respuesta siempre fue que no; pero esta temporada la Sra. glamour Carolina Herrera oyó un sí.
El atrio lleno de luz natural es un lugar que te traslada; su grandeza hecha en Beaux Arts podría ser lo que tentó a Carolina para mirar atrás en el tiempo en busca de inspiración, pero a decir verdad ella es una diseñadora de mentalidad moderna y siempre se ha apresurado a adoptar materiales de alta tecnología e incorporarlos a su estética... Y para esta temporada, más que nunca los puso a trabajar.
En un vistazo a los looks, la palabra que subrayaba era "pliegues", pero no esos plisados pasadas de moda, no! Herrera se decantó entre bandas estrechas de tela cosidas a un tejido de alta tecnología en malla transparente de diferentes densidades, desapareciendo al tul del revestimiento de la piel, dándole así un cierto aire deportivo. El segundo tema que hay que resaltar de la colección es el color rosa "Yo estoy en mi período de la rosa", dijo Herrera, quien lo usó tanto en un coqueto vestido de día, hasta en un delicado bordado en gamuza. Acá definitivamente no había escasez de sombra, y se hizo un buen trabajo en cuanto a los materiales sintéticos, también hubo vestidos de terciopelo blanco y negro de aspecto muy agradable, a los que vagamente acudió el color azul.
Carolina Herrera estaba ansiosa, ya que no podía bajar el rango de buena impresión al que nos mantiene muy acostumbrados.
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