Justo cuando estábamos hartos de la Nueva York Fashion week y todas sus muestra apagadas, estilos planos, la falta general de asunción de riesgos, y la creatividad frígida, llega Marc Jacobs reviviendo nuestra fe.
En una caja blanca brillante llegó la propuesta de Jacobs vestida de una bruja vanguardista. Desde el primer look se supo que el negro y el maquillaje gótico eran los protagonistas, pero junto a las plataformas de suela alta, el cuello tejido en croché, y la falda globo por encima de una crinolina, nos mostraban de forma muy clara que estábamos en un gran show de moda. Sobretodo si de repente Lady Gaga sale dejando al publico totalmente anonadado.
Como algunas otras de las colecciones de Marc Jacobs, este se cargó con referencias; a nosotros nos sonaron los nombres de Lidia y Beetlejuice, cuando nos fijamos en los gatos, ratas y cuervos que decoraban muchas de las prendas, y que fueron dibujados por Stephen Tashjian el artista conocido como Tabboo... Sinceramente esta colección de Jacobs cerró con broche de oro la semana de la moda en Nueva York, y nos dejó con ganas de verla de nuevo, para ir a comprarla cuanto antes.
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