Las referencias japonesas fueron manejadas sutilmente en esta colección; esto debe ser en parte a que Laura Kim y Fernando García (sucesores de De la Renta) estaban interesados en el momento en que el país se abrió a Europa, y a la sastrería naval que adoptó el atuendo militar occidental como un estilo glamoroso, mientras que el abrigo y la chaqueta de kimono de la colección estaban suavemente estructurados, y sus versiones tendrían más formas esculturales. Como regla general, este dúo del diseño prefiere una elegancia más relajada, lo que juega con su preocupación por los viajes y los estilos de vida "peripatéticos" de sus clientes.
La tradición japonesa de hacer y reparar wabi-sabi se interpretó de manera oblicua en un traje de retazos y, más explícitamente en un vestido de fiesta con corsé sin tirantes que parecía hecho con restos de añil acolchado. Ese vestido tenía una cierta sustancialidad. También buscaron en Japón exploraciones de tipo casi virtual, y las cortinas en la entrada de la calle Sexta de Raku (restaurante udon favorito de Kim) fueron el punto de partida para el look teñido por inmersión de un traje de pantalón hecho a medida, y de un vestido de noche largo con proporciones griegas antiguas.
Tal parece que estas fueron unas vacaciones de verano en Mykonos que aún están en sus mentes.
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