Habían muchas razones por las cuales la colección de Chanel Cruise se presentó en Seúl. Desde el punto de vista creativo, las tradiciones coreanas le ofrecieron un tesoro de inspiración nuevo. Desde un punto de vista mas cultural, el fenómeno K-Pop tenía todo el color y el sugar-rus que Lagerfeld podría desear. Y además estaba el punto de vista comercial infaltable: que si nos ponemos a juzgar por el público sorprendentemente elegante, la clientela local debe ser justo la mejor publicidad que la casa Chanel podría querer.
Nadie estuvo tan impresionado como Lagerfeld, después de ver al menos 12 personas en el mismo vestido que Gisele Bündchen lució en el show de la primavera 2015.
Esta integración de la nación anfitriona con la colección dió efectos muy especiales. Botines que en realidad eran las medias de cuero, modelos que fueron transformados en kewpies manga, el pelo oculto bajo "sombreros" grandes de cabello negro trenzado, una referencia a la tradición tonsorial coreana. El motivo visual importante era un mosaico ataviado de colores brillantes, una técnica que según Lagerfeld, sólo se encuentra en Corea.
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