En verdad, Nicolas Ghesquiere nos tenía el alma en un hilo, y es que todo lo que rodeó el show Louis Vuitton fue realmente espectacular. Los asistentes serpenteaban sus miradas alrededor de la pasarela, viendo como las modelos enfundadas con los atuendos de la colección, iban deslumbrando a su paso, desde todos los ángulos.
Ghesquiere construía su chica de la temporada pasada, con una colección que desnatada de muy buen gusto, tipo Americana de los setenta. Esta retro silueta de línea fresca continuó, esta vez montada en rayas diagonales de la marina y piel de anguila roja. Se desarrolló también una línea de terciopelo impresa de llamaradas y chaquetas de motociclista acolchadas, los vestidos de tejidos blancos con botones bibbed y otros recubiertos en micro-lentejuelas negras.
Nicolas Ghesquiere cimentó su llegada a la casa Louis Vuitton y con confianza, también conquisto a su audiencia con la nueva y atrevida dirección en la que él está dirigiendo esta nave nodriza, con la que es la joya de la corona del imperio LVMH.
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