Stella McCartney tiene un bloqueo de inspiración en cuanto la ropa elegante, pero no para las mujeres que trabajan, para las mujeres ocupadas. En la Ópera Garnier se vio un sinfín de piezas procedentes de colecciones recientes.
Por un lado las telas escocesas y las telas a rayas de otoño, de ahí una capa oscura con el desplazamiento bordados blancos de un año antes. La pasarela no solo hizo y puso énfasis en el eufemismo, sino que ademas, estaba allí, en la propia invitación decía "el acento en la seducción discreta".
Con la entrega de Raf Simons en Dior, se habló de un "nuevo minimalismo" de moda, pero el belga ha yo creo que mas bien ha confundido un poco las expectativas desde su nombramiento. McCartney por su lado sigue sintiendo su parón creativo, lo que hizo que esta colección se viera demasiado sosa y aburrida, ademas fuera de sintonía, en comparación con otras cosas que se están viendo en París en este momento.
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