Ultimamente los diseñadores están de pie o caen tanto como por su convicción, como por su talento; pero cuando se trata del genio creativo Olivier Rousteing de la casa Balmain, la convicción es algo que nunca jamás le ha faltado. Siendo también un antiguo defensor de la diversidad en las pasarelas, varias veces ha sido en términos de forma, para él las curvas han sido algo bueno (Recordemos que se inspiró en Kim Kardashian y su jauría, perdón, familia) o cuando hizo una oda a la edad creando toda una campaña que giró en torno a: Cindy Crawford, Naomi Campbell y Claudia Schiffer, que todavía están en su mejor momento. Sin embargo, el impulso de Rousteing por la diversidad se ha dedicado a celebrar todo tipo de etnias, haciendo un gesto ejemplar en una industria en la que todavía con demasiada frecuencia es caucásica en sus representaciones de la belleza.
Hay otro tipo de diversidad que Balmain ha comenzado a explorar, obviamente provocado por el éxito de sus colecciones masculinas, esta es de una silueta más amplia que la super-slim acostumbrada que lo llevó a estar entre los mas grandes. Las prendas de esta nueva colección fueron recamadas y bordadas, haciendo eco a los dioses del rock que presento en el desfile masculino en enero. La nueva idea de Rousteing fue tomar el humilde tejido de punto y convertirlo en algo extravagante; Adornados con cadenas de oro, piel de serpiente, salpicados con lentejuelas de oro mate, los volvió relucientes en terciopelo de carey, y muchas veces los adorno con un lobo.
Definitivamente Blamain nos tiene muy mal acostumbrados dándonos desfiles tan estupendos como este, convirtiéndose siempre en uno de nuestros favoritos,
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