jueves, 2 de julio de 2015

La realidad del streetwear de Dior homme.

La nueva colección de Dior Homme producida por Kris Van Assche decidió introducir un carácter no tan ligado a la burguesía, sino una costura mas alejada al estilo francés y mas cercana a la calle, y dejar que sus convenciones retrógradas del hombre bien vestido se disuelvan lentamente en un híbrido entre la sartoria y la ropa deportiva. Aunque a decir verdad, eso se vio como una idea que podría haber aparecido en una película en algún momento de la vida, pero fue sin duda lo suficientemente visual para llamar nuestra atención. 
Cuando el primer look apareció, nos mostró un traje de tres piezas de franela, una camisa de botones en un hombre de negocios de azul, y zapatos deportivos para dar el efecto louche, aunque hubo un momento en el que nos preocupamos, por que pareció que no iba a seguir su concepto e iba a perder lógica, y se iba a convertir en algo muy posiblemente atractivo, extremo... Fueron saliendo deportivos con tres piezas que no eran exactamente lo que constituyen como "la subversión juguetona de las reglas de vestimenta masculina"  pero era algo que estaban prometidos por el diseñador como las notas para mostrar.
De hecho, esa subversión juguetona nunca fue realmente a la orden del día, ya que el elemento más extravagante de la colección fueron los talismanes de cerámica creados por el artista Kristin McKirdy, que se llevaron en el puño los modelos por la pasarela. Eran pequeñas cosas paganas curiosas y muy hermosas, porque también es cierto que Van Assche ha venido con una idea que le dio a su formación un acento muy atractivo, el naranja del revestimiento de una chaqueta impermeable, un elemento básico del streetwear desde por lo menos mediados de los 70's, cuando las pieles y más tarde los punks llevaron encima.
A parte el naranja sustentaba también las camisas de manga corta, alineado abrigos y capuchas invertidas, que se convirtió en una chaqueta de bombardero o un blusón de lujo. La fascinación de Van Assche por los emblemas icónicos de la ropa maculina continuó con el uso de camuflaje, que se mezcló con el clásico chaleco de rombos que iba combinado con un blazer azul marino clásico y capucha bronce, y  ni hablar de la forma en la que convirtió en base para las flores bordadas que decoraban la final.
Este desfile definitivamente fue la real vitrina para la tendencia que mezcla la alta moda masculina y el bien llamado streetwear.









































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